Aunque a los hispanohablantes nos cueste reconocerlo, hay veces que la lengua inglesa tiene términos que nos es difícil equiparar, ya no traducir, sino el poder emular su capacidad descriptiva. Tal es el caso de los conceptos de givers y takers. Literalmente dadores y tomadores… aunque lo cierto es que la traducción no convence mucho.

Givers y takers hacen referencia al estilo, tendencia o preferencia que tenemos las personas en relación a la reciprocidad al momento de interactuar, ya sea con otras personas, instituciones o con la vida en general.

En pocas palabras, takers serían aquellas personas que cuando interactúan intentan obtener el máximo de la otra parte y a la vez contribuir en retorno lo menos posible, entendiendo que este es el camino más corto –y directo- para llegar a un objetivo. En el otro extremo, ser un giver no hace referencia a participar en un voluntariado o hacer donaciones, sino a tener la tendencia a contribuir, aportar, hacer, compartir, a la hora de interactuar sin esperar nada a cambio, sino como actitud principal.

Está claro que la mayoría de las personas estamos en medio de esas dos categorías y dependiendo de la situación nos sesgaremos más hacia uno u otro lado.

Precisamente, Adam Grant, profesor de la prestigiosa Wharton y quien ha dedicado casi una década al estudio de estos perfiles (*), ha añadido una tercera distinción: matchers (algo así como igualadores o emparejadores), aquellas personas que intentan siempre mantener un equilibrio entre dar y tomar, procurando ser ‘justos’. Si dan, esperan en el intercambio obtener algo con idéntico valor para si mismos. Algo similar a lo que en Economía se denomina ‘juegos de suma cero’: la ganancia o pérdida de unos participantes en una interacción se equilibra con exactitud con las pérdidas o ganancias de los otros.

A través de su investigación, Grant correlaciona estos perfiles directamente con el éxito, convirtiéndolos en un factor tan decisivo como el esfuerzo, el talento o la buena suerte.

A priori uno podría pensar que los givers son los que tienen más éxito. Esto es cierto, son los que tienen mejores resultados en sus actividades. Lo curioso y sorprendente es que lo contrario es también concluyente: son los que les va peor. El perfil de giver está en ambos extremos: son los que “alcanzan la cima y se hunden en el fondo”, tal como lo denomina Grant.

¿Cuál es el elemento determinante para ser un giver triunfador o uno perdedor? De acuerdo con Grant, los givers que pierden son demasiado altruistas: se sacrifican hasta el punto de agotarse y permitir ser utilizados por los takers. En cambio, los givers exitosos si bien ponen también a las otras personas primero, se centran en ayudar en formas que no están en conflicto con sus propios intereses, es decir, buscan maneras de ofrecer un alto beneficio a los demás a un coste personal bajo.

Dicho de otra forma: el éxito proviene por ser un giver auto-protegido.

Lo que es seguro es que tanto takers como matchers no están en la cima de los resultados obtenidos. Ser taker o matcher podría parecer ser rentable, pero no lo es. Especialmente en el medio y largo plazo. Para los primeros queda claro que esa actitud, a medida que se extienda irá quemando puentes y haciendo más difícil alcanzar su objetivo y para los segundos el sobre-esfuerzo de estar siempre midiendo, calculando y compensando cada acción, hecho y gestión que hacen o que reciben de los demás.

Personalmente, hace ya varios años que he acuñado un término para los takers: los “hombres –y mujeres- aspiradora”. Notoriamente, personas que tienen la actitud de chupar, extraer, absorber: información, conocimientos, contactos, tiempo, dinero, sin estar dispuestos o tener la intención de dar nada en contrapartida y como forma de alcanzar sus objetivos.

Esto es válido también para empresas-aspiradora, tanto hacia adentro, con sus empleados como con sus clientes. Sólo quieren absorber, que el flujo vaya en un solo sentido: hacia ellas.

Ser un takerhombre o empresa aspiradora va precisamente en el sentido contrario del siglo XXI, donde el compartir, colaborar y co-crear marcan el rumbo. Irónicamente, las nuevas plataformas a la vez que fomentan estos valores, alientan a los takers a desarrollar su 'aspiración', esto es: convertirse en un taker parece más sencillo y por lo tanto, tentador.

Por suerte, en castellano tenemos una expresión que se adecua y entiende perfectamente para el resultado del accionar de un taker: pan para hoy, hambre para mañana.

Y tu... ¿eres taker o giver? (**)

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(*) Adam Grant ha plasmado el resultado de su investigación en el libro "Give and Take".

(**) En esa misma web puedes hacer una evaluación para saber tu perfil.

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