Mi propósito profesional

Si hay algo en lo que tenemos certeza, es que la vida es cambio. Mi trabajo consiste en que cada persona, equipo u organización que esté afrontando un cambio, pueda conseguirlo. De la manera más efectiva y sostenible en el tiempo, y en todo caso, lograr que esté mejor preparada para el siguiente cambio.

En el mundo actual, cada vez se hace tarde más temprano. Como dijera Michael Althsuler: la mala noticia es que el tiempo vuela, la buena es que tú eres el piloto. En mí encontrarás a un experimentado “co-piloto”.

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Coaching personal y de carrera

El Coaching es una de las disciplinas más idóneas, potentes y efectivas para alcanzar metas, superar desafíos, impulsar cambios. Se basa en buena medida en lo que hacía Sócrates hace más de 2.500 años: aflorar consciencia, generar reflexión, crear oportunidades, a través de una escucha profunda y la formulación de preguntas efectivas y potentes. También con el aporte de herramientas que no solo maximizan el potencial de las personas, sino -y sobre todo- propenden a la acción, al movimiento, al resultado.

He acompañado a cientos de personas en procesos individuales de desarrollo y cambio personal y en particular a más de 200 en transición de carrera, recolocación en el mercado laboral o emprendimiento.

Mi garantía de calidad está dada no solo por mi experiencia: poseo la certificación MCC, el máximo nivel otorgado por la ICF (International Coach Federation), que exige los más altos estándares de excelencia en Coaching.

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Coaching ejecutivo y de equipos

Las organizaciones existen para producir resultados. Sean éstos de índole económica,  social o administrativa. Y las organizaciones las conforman las personas, con todo lo que ello conlleva: sus relaciones, capacidades, barreras, preferencias. Sus regalos y sus sombras. A esto se le suma el contexto, de cada vez más presión e incertidumbre y a la vez de mayores conocimientos y oportunidades, no siempre visibles.

De allí el gran éxito del Coaching en el marco empresarial y organizacional: es uno de los catalizadores de mayor impacto, en la efectividad individual y colectiva, en el desarrollo de capacidades, en la calidad de la comunicación y las relaciones, en el clima y la cultura. En definitiva, en la generación de resultados.

En mi rol de Coach Ejecutivo o de Equipos he trabajado para más de 80 compañías y organizaciones, en varios países y casi todos los sectores, incluido el Sector Público. Y si hay algo que he podido comprobar es que los recursos, los motivadores así como las barreras y necesidades del ser humano son las mismas. Me he especializado por tanto en las personas, no en los sectores de actividad.

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Facilitación y formación

Ninguna carrera nos enseña a liderar. Ni siquiera nos enseñan -de verdad- a trabajar en equipo. De ello tomamos plena consciencia cuando ingresamos al mundo laboral y comprendemos que nuestra actividad se basa fundamentalmente en relacionarnos, comunicarnos, ‘gestionar’ personas, equipos, conflictos, emociones.

Por suerte, hay buenas noticias. Una primera es que hay mucho por aprender, dado que se ha avanzado en forma considerable en conocimientos e investigación acerca del management, el liderazgo y sobre todo en el funcionamiento de los equipos. La segunda buena noticia es la confirmada plasticidad que tiene el cerebro, lo cual significa que podemos seguir adquiriendo y mantener nuevos aprendizajes y hábitos, fundamentalmente a través de la experiencia.

Llevo desde los 19 años impartiendo formación, en diversos ámbitos y materias, a muy diverso público y tengo que decir que cada día me apasiona más. Actualmente facilito cientos de horas al año en talleres netamente experienciales e interactivos, ya sean presenciales u online; relacionados con el liderazgo, gestión del cambio, trabajo en equipo, diversidad, inclusión y sentido de pertenencia.

“Si me lo dices lo olvido,

si me lo enseñas lo recuerdo,

si me involucras, aprendo.”

- Benjamin Franklin

 
 

Algunas empresas/organizaciones para las que he trabajado

 
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 ¿Qué dicen de mi trabajo?

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Preguntas frecuentes

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¿Qué es el Coaching?

El propio origen del término revela a qué se refiere el Coaching: el vocablo proviene de la ciudad húngara de Kocs, donde alrededor del s.XV se desarrolló un tipo de carruaje bastante más cómodo para la época. De allí surgió el término Kutsche en alemán, cocchio en italiano, coach en inglés, coche en español. Un coche te lleva del punto A al punto B. En términos de Coaching, significa pasar de una situación actual a una situación deseada.

Un proceso de Coaching genera un espacio de encuentro y confianza entre el Coach y el Coachee (la persona que recibe el coaching). Fundamentado en lo que Sócrates denominó mayéutica, consiste en buena medida en realizar las preguntas adecuadas para impulsar el potencial del individuo, a través de la ampliación de conciencia, el incremento de la responsabilidad (habilidad para dar respuesta) y el compromiso con la acción hacia el alcance de sus metas y objetivos.

El Coaching no es supervisión, ni consultoría, ni psicoterapia ni mentoring. Si bien, a través del proceso se puede acceder a herramientas y mecanismos que ayuden a facilitar y potenciar la obtención de resultados, las mismas se forjan a través de la relación co-creada entre el Coach y el Coachee. El Coach no es necesariamente un especialista en los retos y temas del cliente, ni aporta las soluciones, sino que las mismas provienen del propio cliente, de allí la fuerza y efectividad del proceso.

El Coaching es hoy una práctica profesional corriente en la mayoría de empresas y compañías de todos los tamaños. Se podría decir que ya sobrevivió al efecto de ser una moda para afianzarse como una actividad necesaria y de las que mayor valor añadido aporta a las personas y a las organizaciones.

¿Qué diferencias hay entre las diversas modalidades de Coaching?

Como dijera Sir John Whitmore, considerado el “padre” del Coaching en Europa: Coaching es Coaching, lo demás es marketing. Es decir, si hacemos Coaching, da igual el entorno donde se haga, quién sea el cliente o el objetivo que busque alcanzar. Los principios, la metodología y la filosofía deberían ser las mismas, más allá de esas particularidades.

Dicho esto, podríamos distinguir dos grandes ámbitos: el personal y particular, y el empresarial u organizacional. En el primero, se trata de personas que realizan un proceso de Coaching con objetivos relacionados con su vida personal (“Life” Coaching) o con aspectos profesionales (Coaching de Carrera). En este último caso, lo habitual es que sea vinculado a cuestiones vocacionales, emprendimiento, recolocación en el mercado laboral, encaje en un puesto de trabajo.

En cuanto al ámbito empresarial u organizacional, podríamos distinguir dos tipologías de Coaching: el individual (Coaching Ejecutivo) y el de equipos (Coaching de Equipos). En el C. Ejecutivo, se trabajan objetivos vinculados al rol de la persona, la gestión del cambio o el desarrollo de las competencias necesarias para mejorar su desempeño y efectividad. En el caso de equipos, se trabaja con equipos naturales (personas de un mismo área) y los objetivos están relacionados en general con la cohesión, generación de sinergia, mejora de la productividad, gestión del cambio.

Existe una tercera modalidad dentro del ámbito organizacional, que es el Coaching Grupal (Peer Coaching), mucho menos conocida y extendida, sin embargo con mucho impacto y generación de resultados. Se trata de un proceso individual en grupo, esto es, en un pequeño grupo facilitado por un Coach se hace coaching individual, asumiendo el resto de participantes el rol de Coach. Esto trae múltiples beneficios, desde adquirir -y practicar- las competencias del Coaching hasta poder generar mayor integración y sentido de pertenencia entre los participantes.

¿Es el Coaching una verdadera profesión?

Sí, por supuesto. Es una auténtica profesión que cuenta con una formación específica (en centros especializados, escuelas de negocios, universidades), con principios, reglas, ética y sobre todo con determinadas competencias adquiridas gracias a aportes teóricos, pero sobre todo a una práctica intensiva de éstas.

Precisamente, y de manera de fomentar el Coaching con estándares de calidad existen asociaciones profesionales que impulsan la práctica profesional y ética. Entre ellas destaca la International Coach Federation (ICF), no solo por ser la mayor organización de coaches profesionales a nivel mundial (casi 40.000 coaches en 143 países) sino por su trayectoria de 25 años en la promoción de los más exigentes estándares éticos y de calidad en la profesión de Coaching.

Poseer la certificación por ICF asegura haber superado determinados requisitos en la formación y en la práctica del Coaching, que reconocen la superación de estándares de calidad y competencias. Al igual que los pilotos aéreos, las certificaciones requieren no solo de “horas de vuelo”, sino también la exigencia de formación y pruebas periódicas. En concreto, la certificación MCC representa el grado superior en la certificación de la ICF, con al menos 2.500 horas de coaching certificadas y demostración de niveles competenciales más altos.

¿Qué significa “Facilitación” en relación a la formación?

El mayor reto que tenemos los adultos a la hora de aprender, es precisamente lo contrario: desaprender. Necesitamos en buena medida ‘soltar’ hábitos, costumbres, patrones, creencias y vencer así una inercia: la de repetir comportamientos, conductas y pensamientos asociados que en la mayoría de las veces no son efectivos o adecuados, en especial en un entorno tan vertiginosamente cambiante y complejo.

Ese des-aprendizaje no se puede lograr a través de slides proyectados en una sala o una pantalla o escuchando a alguien hablar de modelos o contando anécdotas, metáforas e historias que pueden resultar inspiradoras, pero que en definitiva no generarán los aprendizajes ni los cambios que se estén buscando. Mucho menos una transformación profunda.

Las ciencias de la educación y la neurobiología han confirmado lo que de alguna manera ya intuíamos: el aprendizaje profundo y sostenible resulta de una interacción sinérgica de elementos cognitivos, emocionales y fisiológicos. Dicho de una manera más simple, para que haya un verdadero aprendizaje, es fundamental que haya una vivencia que genere impacto emocional a la hora de aprehender determinados conocimientos o herramientas. Es necesario que haya experiencia. Nadie aprende a montar en bici en un libro de física o escuchando hablar de la energía cinética.

La facilitación es precisamente el arte de hacer fácil el aprendizaje a través de talleres experienciales de alto impacto. Facilitar implica no solo la realización de dinámicas o actividades sino -y sobre todo- crear el espacio de conexión y confianza necesario para estimular la participación,  generar potentes reflexiones, recoger aprendizajes a partir de las vivencias y combinar diversas habilidades para mantener la atención y sostener la energía de los participantes.

¿Se pueden hacer talleres experienciales en forma online?

Sí, sin duda. En este tiempo de pandemia hemos comprobado no solo que se puede realizar un aprendizaje activo y participativo en forma online, sino que en algunos aspectos esta modalidad provee de herramientas que ayudan a la colaboración entre los participantes proporcionando mayor seguridad psicológica a la hora de intervenir -en forma anónima por ejemplo-.

Uno de los mayores aprendizajes recogidos en este tiempo es el de no ‘virtualizar’ lo que hacíamos en forma presencial: son contextos diferentes y por ello el enfoque deber ser diferente, si bien con los mismos principios de no ofrecer contenidos, sino de facilitar experiencias de aprendizaje.

En este sentido, una forma que va ganando terreno es la de actividades híbridas, semi-presenciales, con algunos participantes en sala y otros conectados, algo que en mi propia experiencia, es una modalidad muy efectiva y que probablemente se termine convirtiendo en el standard para las formaciones.